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martes, 13 de marzo de 2012

La Jefa 1

Noelia es una mujer de armas tomar, sin pelos en la lengua y de esas de tonterías las justas. Tiene 50 años, es una mujer trabajadora, mucho, al punto de ser considerada adicta al trabajo. Sólo había algo que la podía distraer de sus largas jornadas laborales, y eso era el aroma de mujer. Era una mujer libre, no tenía pareja y tampoco le interesaba tenerla. Era amante del BDSM y tenía una sumisa a su disposición. Teresa, compañera de juegos y mejor amiga. Cada vez que le apetecía se la quitaba a su marido y la usaba para sus fines o simplemente para contarle sus cosas o escuchar las de ella. No tenía problemas para disfrutar de la compañía, la conversación, el olor, y el sabor de una bella mujer. Tenían que ser bellas; no lo que la sociedad consideraba bella, sino lo que ella entendía por mujer bella. Tenían que ser mujeres que despertaran la fiera que llevaba dentro. Si le provocaban dulzura o ternura, pasaba olímpicamente de ellas; no merecían su tiempo y dedicación. Físicamente su mujer ideal es morena, cuerpo proporcionado aunque si tenía pecho grande, mucho mejor. Además debía de tener pelo largo, ojos azules y grandes y labios naturalmente rojos. La estatura es irrelevante, aunque muy bajitas le producen ternura y dejan de ser una buena candidata. Claro que una mujer así no aparece todos los días…bueno, en su línea de trabajo era más fácil encontrarlas. Noelia es la directora de una agencia de modelos importante. Pero las mujeres que más la atraían eran las mujeres casadas. Estas estaban hartas de sus maridos egoístas que sólo pensaban en su satisfacción sin importarle si ellas estaban servidas. Las mujeres casadas generalmente no querían una relación, sólo divertirse y seguir caminando, eran muy agradecidas y no hacían escenitas porque tenían mucho que perder.



Para algunas personas Noelia podría ser considerada una adicta al sexo y al trabajo. Su idea de una vida saludable era trabajar y follar, lo demás eran actividades que le facilitaban las dos primeras. Trabajaba todos los días y tenía que follar todos los días, de lo contrario, sus empleados podían sufrir las consecuencias. Era una mujer con mucha energía, y resistencia física. Muchas veces lo que le apetecía era sexo rápido y caliente, sobre todo si estaba cerca el día de un desfile importante. El resto del tiempo le gustaba tomarse su tiempo y disfrutar y hacer disfrutar a la acompañante de turno hasta dejarla seca. No le gustaban las prostitutas, es más, mientras más recataditas y serias mejor; representaban un reto y los retos la ponían muy cachonda. Tampoco le gustaban las chicas muy jóvenes ni muy mayores. Su amante más joven tenía 30 años y aún compartían momentos agradables una vez cada seis meses.



Noelia era una mujer muy interesante y bella. A sus cincuenta años se conservaba en excelente forma, tenía un metabolismo tan o más activo que ella. Esto le permitía comer bien, como le gustaba y quemar lo que se comía casi instantáneamente. Tenía el pelo largo marrón, ojos grandes y verdes, piel tostada, cintura pequeña, caderas medianamente anchas y culo respingón. También tenía pecho generoso cortesía de la experiencia quirúrgica del Dr. Wow y su propio bolsillo. Era muy meticulosa con su cuidado personal y se mantenía perfecta en todo momento. Tenía una belleza clásica como esas actrices de los años 30. Se veía hermosa, tanto arreglada para una fiesta, como acabada de levantar; era bella y con los años, se acentuaba su belleza. Dentro de esa belleza habitaba una mujer muy segura de si misma, con una mala leche que la hacía más bella aún y una mirada fulminante que te podía hipnotizar o volver una mierda en nada. Era fanática de los corsettes, la depilación láser, y la lencería fina.

Vivía muy cerca de la agencia y se iba caminando a la oficina diariamente. Vivía en la zona vieja del centro de la ciudad. Con motivo de la crisis la zona se había quedado casi vacía sin negocios, pero hace ya unos meses que comenzaban a abrir locales con todo tipo de tiendas, bares y restaurantes. En el camino a la agencia vio una tienda de lencería nueva, no estaba abierta al público aún, se acercó a la puerta, miró hacia adentro y se encontró a una mujer preciosa con ropa de trabajo dirigiendo la decoración. Al verla, la mujer se acercó a la puerta…



-Hola, mañana estaremos abiertos pero aún estamos dando los últimos toques.

-Hola, mi nombre es Noelia y soy dueña de una agencia de modelos que está localizada al final de la calle y una fanática de la lencería.

-Encantada, mi nombre es Maribel y estaría encantada de que viniera a la inauguración mañana y pueda ver las primeras piezas a la venta y encuentre algo que le guste.

-Encantada Maribel, mi nombre es Noelia Artiach y me encantará venir a ver las primicias. ¿A qué hora es la inauguración?

-Yo estaré aquí todo el día pero la fiesta comienza a las siete de la tarde.

-Aquí estaré y encantada de conocerte Maribel

-Encantada, aquí le esperamos Señora Artiach



Maribel no sabía por qué pero aún, y esta mujer la tuteaba, ella sentía la necesidad de tratarla con respeto. Noelia emanaba seguridad, poder y ella se había sentido tan pequeña a su lado; pero sorprendentemente le había caído bien aunque había algo en ella que le inquietaba. Noelia le dio la mano y poco le faltó para besársela como los caballeros antiguos a las damas de sociedad. La mirada de esa mujer la había hipnotizado, lo menos que se esperaba cuando alquiló ese local es que tendría visitas tan interesantes. Noelia se fue sabiendo lo que había despertado en Maribel y le gustó. Además vio la alianza que llevaba y sintió que sus pezones se endurecían y se mojaba toda. Era una loba, una cazadora nata y podía oler a kilómetros de distancia a la presa y esta había caído en su trampa. Se le hacía la boca agua.



Se puso las gafas para ver quien estaba parada en la puerta de la agencia esperándola tan temprano. Paula, Paula, Paula… ¿esta chica no se da cuenta de que yo no quiero continuidad?, pensó agobiada. Paula Echeverri era una modelo de la agencia, preciosa y con un coño delicioso pero que no quería aceptar que Noelia no repetía a menudo y no quería compromisos y ahora se dedicaba a perseguirla. Noelia sacó su móvil última generación del bolso y se dispuso a hacer lo que debía haber hecho hacía ya mucho tiempo para que Paula la dejara en paz.



-Paula cariño, ¿qué haces aquí? No tienes sesión hoy y mucho menos tan temprano.

-He venido a darte de comer, sé que a estas horas siempre tienes hambre y he visto qué día es hoy y sabía que vendrías aquí muy temprano.

-Pues hoy has llegado tarde, he acompañado al portal a una hermosa morena que me dio de cenar y desayunar, vengo satisfecha.

-¿Satisfecha tu? Eso no se lo cree nadie. Anda, vamos a tu oficina y cómeme el coño como solo tú sabes hacerlo. Mira que le he mentido a mi marido diciéndole que tenía una sesión muy prontito cuando vino con su picha monga a intentar metérmela.

-No me digas que dejaste de cumplir con tus deberes de esposa por venir aquí a esperarme para nada, porque no voy a comerte ahora y si te me sigues poniendo pesadita, no te voy a comer nunca más.



Entraron a la agencia, Noelia desactivó las alarmas y dejó activas las cámaras. Subió a su oficina con Paula dándole la lata detrás…



-Pero ¿qué dices? Si sabes que eres tan adicta a mi coño como yo soy adicta a tu lengua, tus palabras sucias y tus dedos maravillosamente hábiles.

-Paula no sé por qué no dejas a tu marido, te buscas una chica y sales del armario definitivamente y dejas de engañar a ese pobre hombre conmigo y con cuanta lengua se te pone a tiro.

-Yo sólo engaño a mi maridito el pendejito contigo. Si no puedo follar contigo prefiero no follar ni con el.

-Pues debiste de haberle dado un viagra esta mañana y habértelo follado porque yo no lo voy a hacer.



Noelia se sentó, encendió el ordenador y puso el móvil encima de la mesa. Entró su contraseña y accedió al programa de seguridad y a las cámaras. Abrió su correo electrónico y pinchó en nuevo mensaje. Escribió tres direcciones de correo electrónico que no estaban en sus contactos y se dio la vuelta para mirar a Paula de frente. Era mentira que había dormido con alguien en casa, lo cierto es que venía muy hambrienta pero no quería más historia con Paula. Estaba comenzando a tener la sensación de que le iba a causar problemas y tenía que quitársela de encima como fuera y pronto. Mientras hacía eso, Paula se fue quitando la ropa hasta quedarse completamente desnuda.



-Paula ¿qué voy a hacer contigo?

-Comerte mi coñito empapado, está como te gusta.

-Paula, te he dicho por activa y por pasiva que yo me como los coños que yo quiero, donde quiero, como quiero y sobre todo cuando yo quiero. Este acoso y derribo que estás haciendo conmigo me ha colmado la paciencia y ha llegado el momento de parar. Oye esto… Le puso la conversación que acababan de tener. Paula cayó de rodillas frente a ella con cara de desconcierto y terror. Ahora mira esto, Noelia abrió la cámara que las había tomado entrando y la cámara que estaba localizada ahí dentro de su oficina. Paula no podía creer lo que estaba viendo, todos sus miedos se habían hecho realidad. Mira la pantalla del ordenador ¿reconoces estas direcciones de correo electrónico Paulita? Eran los correos electrónicos de su marido, su padre y su hija. La mente de Paula iba a mil revoluciones por minuto, no entendía cómo se había hecho Noelia con los correos electrónicos de su padre, su marido y su hija. Jamás pensó que Noelia sería capaz de algo así. Que tonta había sido, pensó.



-Escúchame bien lo que te voy a decir Paula Echeverri porque no lo voy a repetir. Si tu no quieres que esta grabación de audio y video llegue a estas tres personas que tu o quieres, o admiras o necesitas por su dinero…será mejor que vengas a la agencia solo cuando se te llama para las sesiones de fotografía; te dirijas a mi como Señora Artiach y cuando termines tu trabajo te vayas sin hacer el menor ruido. Te aseguro que te puedo montar un escándalo tan grande que no serás capaz de levantar cabeza en años y además soy capaz de colaborar con tu marido y su abogado para que no te deje ni un solo duro en el divorcio. Luego cuando tu pequeña cumpla 18 años la seduzco y me la como tal y como te comía a ti…y te mando el video para que recuerdes viejos tiempos. Ahora ponte la ropa y sal de mi oficina y de la agencia sin hablar y no vuelvas hasta que se te llame, que tengas un buen día. Paula no había podido articular palabra y con mucha vergüenza se puso la ropa bajo la intensa mirada de Noelia que ni siquiera le permitió avergonzarse en privado. Salió con la cabeza baja sin responder a los saludos de algunas chicas y la administradora que ya había llegado.



-Teresa ven a mi oficina inmediatamente, bramó Noelia por el interfono…

-Si Noelia, enseguida estoy ahí. Uys…como empezamos la mañana… ¿qué habrá hecho Paula? Pensó.



-Teresa quiero que de ahora en adelante todas las sesiones fotográficas de la Señora Paula Echeverri sean con Mario. Y trata de que no coincidamos, ¿te ha quedado claro? Tomó un paquetito que parecía contener un CD y se levantó de su silla, saliendo de la oficina le dijo, voy al banco…cualquier urgencia me llamas al móvil.

-Si Noelia



Salió como alma que lleva el diablo de la oficina, estaba hambrienta de sexo, y sedienta de jugos femeninos. La nueva tienda de lencería quedaba de camino al banco y volvió a mirar. Allí estaba ella subida en una escalera colocando sujetadores y bragas con sus delicadas perchas en el exhibidor…era deliciosa y si no fuera porque tenía una sesión fotográfica en menos de una hora entrara para seducirla y tomarla…jajajaja…pero qué piensas Noelia, se dijo…La visión de esa hermosa mujer, lo que había imaginado y la risa que le había salido la calmaron un poco, sólo un poco…



-Hemos terminado, has estado genial princesa. La sesión de fotos con Carlota había sido magnífica, era una chica muy bella y justo lo que quería el cliente. Había estado muy dinámica y despierta y la mala leche que llevaba Noelia hizo que todo quedara simplemente perfecto.



-Teresa, me voy a casa. Me duele la cabeza y comencé el día con mal pie.

-¿Qué ha pasado con Paula, Noelia?

-Que se ha pasado de la raya y la he dado un correctivo. Tere, por qué no te pasas por casa cuando cierres y nos tomamos algo y te cuento todo. Tengo que salir de aquí, me estoy ahogando.

-De acuerdo, cuando cierre iré para allá. ¿Llevo algo de comer?

-Si, trae cosas para picotear. Coge dinero de la caja y déjame una notita.

-Bien, así lo haré.



Dos horas más tarde Teresa abría la puerta de la casa con su propia llave. Entró directamente al salón de la casa y vio a Noelia acostada en el sofá del fondo con un antifaz y las persianas entrecerradas. Puso las bolsas de la comida y bebida sobre la mesa del comedor y fue hasta el salón para aclarar la mesa de centro. Dispuso la comida en la mesa de centro mientras Noelia la observaba en silencio, cuando estuvo todo dispuesto se incorporó y comenzaron a comer.

-Que rico está todo, no parece el mismo sushi de siempre.

-No, no lo es, es un lugar nuevo que han abierto hace un par de días.

-Anda que está mejorando todo en el barrio, vuelve la actividad económica.

-La verdad es que si. Bueno, cuéntame qué pasó con Paula

-Nada, ya lo he resuelto y ahora no quiero hablar de ello. Noelia sacó un collar de detrás de ella y se lo entregó a Teresa. Ve y prepárate que quiero disfrutar de mi perra. Ella sabía lo que tenía que hacer y fue a prepararse. –Si Señora.



Cuando regresó al salón Teresa estaba preciosa. Tenía su collar, estaba completamente desnuda mostrando con orgullo sus pezones y clítoris anillados. Venía descalza, con la cara lavada y un aura de respeto y deseo que ponía a mil a Noelia. Se sentó en el suelo su lado, en posición de espera y aunque pareciera increíble, estaba nerviosa. Siempre se ponía nerviosa cuando La Señora, como ella la llamaba disponía de su cuerpo. Una vez acomodada Noelia le puso su antifaz para que se le agudizaran el resto de los sentidos que tenía disponibles y no supiese qué iba a pasar y cómo…que sólo sintiera.



-Hace tiempo que no disfrutaba de ti, te tenía abandonada. Pero como perra fiel que eres, sigues aquí sirviéndome.

-Si Señora, es mi deber y cumplo gustosamente con ello.

-Lo sé, he escuchado el cabreo cobarde en la voz de tu marido cuando le llamé para decirle que no te esperara que iba a usarte hoy.

-El ya no debería cabrearse Señora, son muchos años. Debía de estar acostumbrado.

-Si, pero es hombre y no puede soportar que un coño haga sentir más cosas a su mujer que su inmensa polla…Esa inmensa polla no le ha servido para alejarte de mi y eso le jode.



Mientras hablaban, Noelia iba colocando pinzas en diferentes puntos del cuerpo de Teresa. Le encantaba ponerle pinzas como el que decora un árbol de navidad. Se levantó y fue a la cómoda de su habitación y buscó unas velas moradas, le encantaba el morado y las fue encendiendo una a una. Con todo lo que había pasado en el día, y teniendo a su perra en frente tenía el coño a punto de explotar. Le encantaba estar excitada, lo disfrutaba más que correrse. Cuando las tres velas estuvieron encendidas, comenzó a echarle cera a su perra en el cuerpo como el que hace una obra de arte, la estaba “decorando”. A Teresa le encantaba el dolor y hoy Noelia estaba generosa y quería recompensarla por tantos años de fidelidad, sin escándalos, ni tonterías y quería que disfrutase como lo que con orgullo proclamaba que era.



Cada chorro de cera que le caía, le enviaba un ramalazo de placer por todo el cuerpo. Noelia le echó cera en la unión de las pinzas con la piel, la puso a cuatro patas y le echó cera en el coño, que también estaba pinzado y anillado. Luego cogió el látigo y con este le fue quitando una a una todas las pinzas que le había puesto. Menos mal que su casa estaba insonorizada porque Teresa gritaba, no se sabe si de dolor o de placer. Todo esto era grabado y luego le sería enviado con la misma Teresa a su marido para que viera como su mujer disfrutaba con ella. Eso lo ponía negro de furia, pero no le quedaba otro remedio que aguantarse, Noelia lo tenía pillado por los huevos, pero Teresa no sabía absolutamente nada.



Por un momento Noelia volvió a recordar el episodio de Paula y ordenó a Teresa que volviera a ponerse a cuatro patas después de haber estado descansando unos minutos y soltó el primer latigazo en su piel. La ira que sentía iba en aumento y se imaginaba azotando a la puta de Paula.

-Cuenta todos y cada uno de los latigazos que te de. El episodio de Paula es completamente culpa tuya, si hubieses sido más lista para ver que esa era una loca, no la hubieses contratado.

-Si Señora perdóneme, tiene usted toda la razón

-¿Quién te ha pedido que hables, zorra? Cuenta latigazos y nada más.

-47…48…49…50…gracias Señora por corregirme y castigarme, me lo merezco por tonta y haber contratado a Paula.

-Menos mal que lo reconoces. Levántate y trae la camilla de masaje. Fue y trajo la camilla de masaje como le ordenó La Señora y se acostó boca abajo sobre ella como La Señora le había ordenado. Noelia cogió una botella de aceite del cajón del mueble a un lado del salón y se dispuso a darle un masaje a Teresa. Su cuerpo estaba enrojecido y marcado con los latigazos y la cera. En algunas partes se había levantado un poco de piel, había sido salvaje. Fue poco a poco poniendo aceite en todo su cuerpo, quitando los rastros de cera, masajeando, tocando, soplando…La sensación de bienestar era inmensa, Teresa estaba en la gloria hasta que Noelia llegó al coño.



-Pero qué tenemos aquí, una perra sádica y empapada… Estás como una fuente zorra, a ver cuántos dedos me caben. Uff si me cabe la mano entera…Parece que ya no voy a poder usar los latigazos como castigo, que se pone más perra aún. Noelia sacó la mano de golpe y fue metiendo dedo por dedo otra vez mientras con la otra mano masajeaba el clítoris.

-Cuidadito con correrte zorra que aquí nadie se corre sin mi permiso.

-No Señora, ni lo intento

-Bien, así me gusta



Pero lo cierto era que cada vez se hacía más difícil o casi imposible con lo que La Señora le estaba haciendo. Le metía la mano entera, la sacaba de golpe, le soplaba el clítoris mientras se lo masajeaba, le daba golpecitos continuos, en otras palabras la estaba volviendo loca. La hizo darse la vuelta boca arriba y después de limpiarla un poco, comenzó a chuparle los pezones anillados que sabía era una de las zonas más sensibles que tenía mientras le masajeaba el coño y todo eso sin poderse correr. Cuando Noelia sintió que Teresa no podía aguantar más. Fue y cogió una fusta.

-Tienes permiso para correrte.

-Gracias Señora

Comenzó a darle fustazos en el coño hasta que entre temblores que parecían casi convulsiones, Teresa se corrió con un chorro estupendo que mojó toda la cara de Noelia.

-Gracias Señora, gracias muchas gracias.

-Mira como me has puesto la cara, límpiamela con tu lengua.

Mientras Teresa le limpiaba la cara a lametazos, Noelia se fue abriendo la bata que tenía puesta y cuando se quedó completamente desnuda delante de su perra, la empujó un poco y le dijo, ahora límpiame el coño. Teresa se puso de rodillas y no pudo más que sonreír cuando vio que su Señora estaba también empapada por su culpa. Puso esa cara de perra viciosa que a Noelia tanto le gustaba que pusiera y sacó la lengua para dejarla limpia. Casi se corre otra vez cuando sintió el gusto de La Señora en la boca, hace tiempo que no la cataba y ese sabor fuerte y dulce a la vez la volvía loca. Cuando Noelia sintió que podía correrse otra vez, apartó a Teresa y se puso la bata.

-Vístete, no me quiero correr contigo. Mañana tengo una “fiesta” a la que quiero llegar cargadita de “amor”

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Vincent Stephens

a lápiz.....

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