Silencio, toses, murmullos de gente acomodándose, un grupo de gente abigarrada esperando la próxima salida de los ejecutantes. Todos expectantes, todos esperando descubrir algo de esencia profunda en la próxima aparición. La que podrá mover las entrañas de su diapasón interno convirtiéndolos.
Sobre la tarima y proyectando sus sombras en la pared blanca, comienzan a aparecer.
En perfecto orden cada figura femenina se sitúa en el lugar adecuado. Es como la maquinaria de un reloj antiguo y perfecto comenzando a marchar.
En la esquina …la asistente, imagen remedada de la principal actuante , con el mismo tocado, con el mismo color, el ser invisible que señala, ayuda y da soporte desdoblando a la Maestra en labores técnicas y marcando los pasos con el agudo son de campana a cada tramo, a cada paso.
La primera acólita ya se encuentra preparada y lista y la Maestra comienza el juego de envolver con el sagrado cáñamo su cuerpo revistiéndolo de la pátina beige y basta que la transustanciara en figura casi sagrada. Otra vuelta de soga, otro nudo cubriendo el torso hasta, una vez de rodillas rematar la figura con el cáñamo envolviendo a vueltas las falanges unidas en oración. Después, fijeza, inmovilidad, hieratismo, quietud. El cáñamo y su fuerza han convertido a una acolita humana en figura divina. Una Piedad orante, que con la mirada fija en el espacio que ahora vacío en segundos será ocupado por la presencia viva del resto de la sagrada composición espera…
Angélica, serafítica, etérea, entra la pálida figura despojándose del halito blanco que cubre la red de soga conformando su contorno. Su cara es de cielo, su sonrisa de bendito purgatorio, su entrega a la consumación de la figura es calma y bendición. Es éxtasis y picardía.
Es ella la que paso a paso vuelta de cuerda a fuerza de nudo es elevada mientras una tras otra suenan las jaculatorias que componen la letanía que sumerge a los ojos vecinos en un oleaje de disfrute, de arte y de momento sublime de complicidad entre los ejecutantes y quienes disfrutan de su obra.
Como colofón, el velo azul. La pureza.
Las alas blancas, el deseo de volar alto, de ser atada y remachada en el fondo de la luminosa postal que vemos para quedar indeleble en nuestras retinas con ese vuelo ligero que invade nuestro espacio hasta olvidar las cuerdas que la suspenden.
Y haciendo todo este milagro posible. La Omnium, la Maestra la que con su mano firme y pensamiento nítido ha sabido sacar de estas modelos de perversidad la figura más sagrada, el vaso espiritual de la atadura, las rosas místicas del deseo.
Ya ni los murmullos ni las toses, ni los cambios de postura, ni los clicks de las maquinas pueden variar lo hecho. La cadencia ha sido perfecta el ritmo, increíble, el placer de verlo… insuperable.
HEMOS SIDO ANUNCIADOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos leer vuestros comentarios, sugerencias y como no vuestras aportaciones...... gracias!!!