Peter y Susan eran dos chicos que apenas contaban con 20 y 19 años de edad, respectivamente. No sólo sus caras delataban que el cambio de la adolescencia a la edad adulta acababa de producirse, sino también sus mentes y cuerpos inquietos, sus ganas de experimentar y la ilusión que ponían en cada nuevo proyecto.
Un día ante ellos se abrió un mundo: descubrieron una misteriosa historia en Internet, cuya protagonista era una psiquiatra loca que en sus ratos libres se dedicaba a Dominar a sus esclavos sexuales, pacientes a los que les había inyectado una especie de elixir. Pero la historia no acaba ahí, además, en ese rinconcito de Internet aseguraban que las luces del laboratorio de la Doctora Ruth Muscaria se encendían todas las noches de difuntos.
Como no podía ser de otra forma, Peter y Susan decidieron adentrarse en ese viejo hospital derruido. Al fin y al cabo, el pequeño pueblo donde vivían tan sólo estaba a unos 30 km. Eso es, precisamente, lo que más les extrañó... ¿cómo era posible no haber oído hablar a sus familiares, vecinos o amigos de tal leyenda?
Quedaron esa fría noche de octubre a las 22.00h y partieron en moto hacia el antiguo psiquiátrico. Les costó una eternidad, y varias caídas, llegar hasta la puerta principal. Jadeaban y temblaban, mitad miedo, mitad frío. En ese momento Peter mira el reloj...
- Las 23.55h y no se ve a nadie... esto es una tontería, Susan, estamos perdiendo el tiempo, vayámonos.
- ¿Qué más te da esperar 5 minutos Peter? Con lo que nos ha costado llegar hasta aquí...
- Ya, y en cinco minutos va a aparecer una zombie loca con sus esclavos zombies y van a encender las luces, ¿no? Susan, esto es surrealista.
(Las 00.00 horas marcan el reloj... comienzan a oírse unas campanas y los dos chicos se ponen en alerta).
- ¡Peter! ¡mira! ¡El torreón!
De repente un escalofrío invadió sus cuerpos. Tenían mucho miedo, pero no podían irse de allí sin saber qué pasaba. Tras esperar los diez minutos que les llevó relajarse y coger aliento tomaron la decisión de entrar. Haciendo el mínimo ruido posible subieron hasta el torreón derecho del enorme Hospital. Conforme se iban acercando escuchaban unos ruidos extraños para ellos, eran como unos chasquidos.
La puerta del laboratorio tenía un cristal a través del cual se veía perfectamente qué estaba sucediendo dentro. No había ningún zombie, una majestuosa Señora estaba sentada en su trono, ataviada de un espectacular traje de cuero. Parecía una mujer mayor, rondará los 50, pensaron los chicos, pero se conservaba mejor que muchas de su misma edad.
Peter y Susan se quedaron asombrados... pero, no precisamente por el látigo largo que tenía en la mano y con el que estaba azotando a sus esclavos, sino porque ¡¡los esclavos eran todos sus conocidos!! Distinguieron a Jon, el panadero del pueblo, a Sophie, la antigua maestra, ya jubilada... pero... eso no era todo...
- ¡Oh no! ¡Ese es tu abuelo, Susan!- gritó.
Ese grito sólo sirvió para que la Doctora Muscaria se percatara de la presencia de los dos jóvenes y, con voz autoritaria, exclamara: “¡¡Id a por ellos!!”.
Inmediatamente Peter y Susan comenzaron a correr... Lo hicieron por todo el hospital. Los esclavos de la Señora Muscaria les seguían de cerca. Calcularon unos 15 esclavos. Finalmente, sus intentos de escapar sirvieron de poco, como era de prever, y los fieles esclavos entregaron a sus presas a su Dueña y Señora. Lo hicieron de rodillas, en un ritual mil veces practicado. Los dos jóvenes no daban crédito a sus ojos... era, sencillamente, imposible que todo aquello estuviese pasando. No obstante, tenían una sensación contradictoria, por un lado eran presas del miedo... pero, por otro, en aquél infernal lugar se respiraba paz, una armonía especial.
- Uhmmm carne fresca... - la Doctora rompió el silencio.
- No... por favor... nosotros.... sólo.... por favor... no nos haga daño... nos vamos ya... por favor... - acertó a decir Peter.
- ¡Vosotros no vais a ningún lado! Pensaba que tendría que salir fuera a buscar nuevas víctimas, pero vosotros sois tan.... tan inocentes... Tú -dijo mirando a Peter – servirás para comprobar que éste maravilloso elixir no está anticuado... En cuanto a tí, dulce niña – su tono de voz cambió, parecía amable – me servirás para probar otro líquido... ¡¡Atadlos!! - Acabó ordenando a dos de sus esclavos.
Jon, el panadero, se encargó de inyectarle a Peter el famoso elixir... en cuestión de un minuto estaba rogando ser desatado para inclinarse ante su Diosa. El trabajo que llevaría inyectar el otro elixir a Susan lo realizaría la Doctora... con sus propias manos. Mientras clavaba la aguja en el cuello de la chica exclamaba...
- Tenemos que renovar al personal... y no sólo hablo de los esclavos, también alguien debería prepararse para suplantarme cuando vaya pasando el tiempo. Éste líquido está elaborado de una forma especial.. llevo más de 20 años trabajando en él... hoy, por fin, veremos si funciona...
Susan cerró los ojos, e inmediatamente, los volvió a abrir... poniéndolos en blanco. Parecía poseída. La Doctora Muscaria ordenó a sus esclavos que la liberaran de sus ataduras. En cuestión de unos segundos Susan cogió el látigo y azotó a todo esclavo que se le ponía por delante. Por su parte, todos los pacientes de la Doctora corrían y se postraban ante su nueva Dueña.
Desde ese mismo momento la Señora Susan se apoderó del torreón izquierdo del antiguo Hospital y, a partir de entonces, ya no sólo se iluminaría un laboratorio... Susan nombró, además, como su esclavo número uno al que era su mejor amigo, a Peter. Él accedió encantado.
La mañana del 1 de Noviembre ambos se despertaron cansados, pero por más que lo intentaban no recordaban qué habían hecho la noche anterior... ¿Serán capaces de recordarlo cuando pasara un año?
Mis 5 puntos para lau{}
ResponderEliminarjourven